Los mayores marchaban adelante casi en silencio pero el padre al ver a lo lejos la hacienda se les adelantó porque era a él a quien Rafael conocía. Cuando éste los vio cercarse se fue a su encuentro y al ver a Antonio su alegría y sorpresa fueron notorias. Habían pasado los años pero en su expresión se notaba un gran afecto por parte de cada uno de los amigos que por cosas del destino se habían alejado hacia tierras distantes.
Era obvio que Antonio llegaba con su familia. Pero sin preguntar nada, solo con la alegría y la generosidad que le caracterizaba les mandó seguir y les dijo a sus sirvientes que dispusieran todo para una buena cena, pues los viajeros se notaban cansados y exhaustos y debían descasar. Entre tanto la esposa de Rafael salió al escuchar la algarabía y también fue amable y generosa con todos. Era una hermosa y joven mujer de abundante cabello color marrón, lo mismo que sus ojos.
Y mientras se preparaba la cena les ofreció una rica y caliente taza de café.

Acompañaron a cenar a la familia de Antonio, mientras éste contaba porque se habían alejado de su tierra. No era posible confesar lo sucedido. El se hizo protagonista de la situación y contó que en el lugar donde vivía se había desatado una gran violencia y que les habían quemado su casa y amenazado que si se quedaban más de un día los iban a asesinar a todos porque pertenecían al partido que había perdido las elecciones.
Rafael y su esposa tenían una casita pequeña al lado de la suya y como estaba desocupada los acomodaron allí. Fue providencial para la familia pues estarían a solas y aunque era pequeña allí podían quedarse mientras se solucionaba su nueva vida.
Todos durmieron hasta el amanecer y el canto de los gallos, el bramar de las vacas y los gritos de los peones los despertaron a todos. Los mayores entendieron la magnitud de lo sucedido y no atinaban a decir ni a hacer nada. No se atrevían a mirar a sus padres, no sabían como comportarse. Su padre ya había salido de la casita pero la madre estaba ahí, empezando a preparar el desayuno con las provisiones que aún le quedaban. Los tres salieron y se dieron cuenta
del lugar donde estaban. Era hermoso y fresco. Sin duda alguna Rafael era una persona adinerada.
Su casa con amplios corredores de chambranas rojas alrededor, era un enorme cuadrado de alcobas y en el centro de la casa tenía un hermoso patio empedrado, con una enorme fuente y gran variedad de plantas.
Estaba situada en una altiplanicie desde donde se veía hacia abajo todos los cultivos que empezaban a producir. Había muchos animales y plantaciones frescas; también gran cantidad de flores que adornaban el lugar donde estaba la casa.
Antonio saludó amablemente a la esposa de Rafael cuyo nombre era Ana. Tenían tres hijos pequeños aún. Rafael apareció en el umbral de la puerta principal y Antonio le dijo que le urgía empezar a trabajar pues tenía una familia que cuidar.
Rafael le ofreció una finca que tenía muy cerca para que la administrara junto con sus hijos y que si lograba hacerse al dinero que costaba, se la vendería más adelante. Inmediatamente se fue a contarle a María el ofrecimiento que le había hecho su amigo y esta agradecida le aceptó.
Augusto, Cesar y Pablo se enfrentaron a sus padres y les dijeron que tomarían otro rumbo y solo regresarían cuando tuvieran la fortaleza de haber reparado lo que habían hecho.
De esta manera se alejaron y la vida lo llevó a cada uno por distintos senderos.
La familia que quedaba empezó sus labores en la nueva finca.
Sembraron la tierra. Rafael les prestó un poco de dinero para que compraran ganado. Vendieron dos de los caballos que habían traído y con ese dinero se hicieron a los implementos necesarios para adecuar la vida en la casa. Las vacas producían buena leche y sacaban abundante queso para su propio consumo y para ofrecer a los vecinos. Poco a poco se fueron encariñando con aquel
lugar y debido a las buenas cosechas que recogían y vendían, lograron en unos pocos años comprar la finca.